Los invitados estaban divididos en grupitos por todo el salón. La mayoría de los chicos balanceaban rítmicamente la cabeza hacia adelante y hacia atrás y las chicas dejaban vagar la mirada. Mattia se preguntó como no les daba vergüenza moverse de aquel modo delante de todos, aunque luego pensó que era lo más natural del mundo y por eso precisamente él era incapaz de hacerlo.
(Mattia) Deseó decirle que también le gustaba estudiar porqué era algo que podía hacer solo, porque lo que uno estudia son cosas sabidas, muertas, frías; porqué las páginas de los libros de clase tienen todas la misma temperatura, lo dejan elegir a uno, nunca hacen daño ni uno puede hacerle daño a ellas...
Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 o por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre si. Son números solitarios, sospechosos y por eso le encantaban a Mattia, que a veces pensaba que en esa serie figuraban por error, como perlas encastadas en un collar y otras veces que ellos también querrían ser como los demás, números normales y corrientes y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba sobre todo por la noche, en ese estado previo al sueño en que la mente produce mil imágenes caóticas y es demasiado débil para engañarse a si misma.

Definitivamente... me tienes que dejar el libro!! ;)
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