Me vendieron una tormenta después de robarme el paraguas y no se si me resguardo del frío porque me lo debo a mi misma o porque realmente conseguí secar toda la humedad que me caló hasta los huesos. Me vendieron una primavera en pleno enero y de eso lo único que ha quedado es un ronco invierno.
No entiendo la nostalgia, nunca la he entendido, pero sí la sufro. La sufrí en el momento en que tus preferencias pasaron a ser totalmente dispares a las mías y mi instinto iluso se volvió a diluir entre mi piel cuarteada por la mayor sequía vivida hasta entonces.
Por más que lo intento no me salen las cuentas de esta disolución y no se que es peor, si engañarme a mi misma, no saber lo que me pasa o morirme de ganas de perderme entre tus sábanas.

Perfecto... Me dejas sin palabras con todas las cosas que escribes!
ResponderEliminarAisss gracias Ceni! Te quiero!
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